¿Por qué clavaron a Jesús?
Introducción
A. “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?” Juan 8:46
B. Hechos 2:22-24, “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.”
C. Las historias de los evangelios nos cuentan algunos motivos, por los cuales entregaron a Jesús para morir en la cruz.
I. Avaricia, Ladrón: Judas
A. Juan 12:1-6. Uno de los doce apóstoles escogidos por Jesús después de pasar la noche orando al Padre Celestial. La fe de él no duró por causa de la avaricia. Comenzó a robar a Jesús de los recursos que habían recibidos de los que apoyaron el ministerio de Cristo.
B. Mateo 26:14-16, 27:3-5. Protestó el gasto de ungüento que hizo María, antes de la muerte de la cruz. Pretendió querer a los pobres, pero al contrario era avaro. Se vendió para 30 piezas de plata.
C. La avaricia destruye al alma. Proverbios 1:19.
1. Ex. 20:17 No codiciarás a la esposa de tu prójimo.
2. Salmo 10:3 Jehová aborrece al avaro.
3. Proverbios 11:24-26; 21:26. La generosidad prospera, pero la avaricia empobrece.
-- Proverbios 23:4-8 “No te afanes por hacerte rico … Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo…”; 30:8-9 “No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.”
-- Eclesiastés 5:10 “El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto.”
4. Jeremías 6:13 “Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia…”
5. Mateo 6:19-33; 16:26; Lucas 12:15; Colosenses 3:5-6; 1 Timoteo 6:9-10
II. Prejuicio: Pedro
A. Ocultó la vista y le dio confusión, falta de fe, y confusión (Miedo, confusión)
B. Mateo 16:21-27; 17:4-7; 18:21; 19:27; 26:30-35, 40, 51-56, 58, 69-75.
C. Los doce también – Miedo, Marcos 14:50
D. Santiago 1:2-18 “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios…”
III. Vanagloria de la vida: Caifás
A. Deseo para el dominio y poder Juan 11:49-53
B. Atalía, 2 Crónicas 22:10, mató a los príncipes, sus parientes, para tomar el poder y el dominio del reino de Judá.
C. Herodes mató a los niños de Belén, porque tenía miedo de la profecía acerca del mesías.
IV. Envidia: Los fariseos, y los escribas
A. Mateo 27:18 Pilato sabía que por envidia le habían entregado. (Marcos 15:10)
B. Salmo 37:1-2 “No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.” Salmo 73:3, 17-20 “Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos.”
C. 1 Corintios 13:4 “El amor no tiene envidia.” Santiago 3:16 “Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.”
-- Los hermanos de José, Génesis 37:4-11, 19, 20; Hechos 7:9
-- Hechos 13:45; 17:5
V. Conveniencia: Poncio Pilato
A. Miedo de César. Para evitar el alboroto, (Mateo 27:24) entregó a Jesús, aunque le juzgó inocente.
B. Juan 19:12-16 “no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone. …Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado.”
C. El rey Sedequías rescató a Jeremías (Jeremías 37:11-21), pero se rindió a los príncipes y le puso en la cisterna, y se hundió Jeremías en el cieno. (38:1-6). Ebed-melec, etíope, eunuco de la casa real, le rescató. (38:7-13) Siempre tenía miedo a los príncipes, 38:19.
VI. Amaron más las alabanzas de los hombres: Muchos de los gobernantes
A. Juan 12:37-43 Y porque tenían miedo de ser expulsados de la sinagoga.
B. Gálatas 1:10; 1 Tesalonicenses 2:4 No para agradar a los hombres, sino a Dios.
C. Mateo 10:28 “No temáis a los que matan el cuerpo”
-- Daniel 3:15-30: Sadrac, Mesac y Abed-nego.
Conclusión: ¿Por qué permitió Dios que su Hijo sufriera el oprobio de la cruz?
A. Juan 3:16